-Martina-

Epílogo.

Epilogo.

 

 

En la helada bruma,

donde el viento corta,

como hoja afilada,

los cerezos duermen,

sus ramas desnudas,

como brazos extendidos,

tocan el vacío,

con un siseo que desangra.

En primavera fuiste promesa,

latidos de pétalos,

un rayo de esperanza,

 en medio de la tormenta.

Pero ahora manos vacías,

indiferencia del invierno,

recordatorio de lo cruel.

El amor, como el capullo,

nació en tus sombras,

floreció y ardió,

fuego breve en la fría noche.

Pero la desilusión se aferra,

 a tus ramas muertas,

que se niega a abandonar.

Tu belleza es un recuerdo,

una promesa rota,

y en tu quietud la amargura,

del amor perdido en el invierno,

una flor que nunca,

 verá la luz del amanecer.

 

Martina.