Negro el cabello
acaricio con celo
la mano llega
hasta encontrar el deseo.
Una llama se enciende
iluminando el lecho
donde habrá de caer
cuerpo entero.
El brazo ciñe
esa dislique figura
cuando el meñique toca
la cicatriz redonda.
Comienzo de un rito
de un rito bello
donde la entrega incondicional
se vuelve el reto.
Tú, el último
tú, el primero
entregada a ti
en cuerpo entero.