Mercedes Bou Ibáñez

Un día tomando un vino 

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Un día tomando un vino 
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De la serie;
Un marinero en Madrid
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-Metiéndome estaba un vino
entre el ombligo y la espalda,
cuando un burro sin albarda,
se interpuso en mi camino.
Sin saber ni como vino
 empezó a gritar así;
¡Aparta viejo de aquí!
¡lárgate para el asilo!
o conocerás el filo,
de mi vieja serdañí.
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¿Y cómo osáis, bicho ruin,
sin más el llamarme viejo?
¡He de arrancarte el pellejo
por bellaco y malandrín!
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No da la vejez el año,
siempre hay ganas de vivir
mientras no le cese el fluir
a eso que parece un caño.
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-No me faltes al respeto
y más viejo no me llames,
o haré que al cielo le clames
del tortazo que te meto.
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Siempre al remo de mi barca,
crucé por todos los mares,
las hostias repartí a pares,
nunca le temí a la Parca.
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Y no ha de ser un mozuelo,
quien de mis barbas se ría,
¡vieja lo será tu tía
y el baranda de tu abuelo!
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Lo joven va con el alma,
aunque se arrugue la piel,
yo soy un tierno jurel,
que todavía lo empalma.
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Cese aquí la discusión
o te cambiará el careto,
con el hostión que te meto
por capullo y por mamón.
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Anda ya, coge el chupete
y directo pa\' la escuela,
¡espabila mozalbete
que no te salva tu abuela!
Vete ya pronto de aquí,
o te convierto en un siete.
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No hagan caso de este viejo
con un alma marinera,
esto es solo presumir
de cosas que nunca fui
ya que dispuso el destino
que yo viviera en Madrid.
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Mercedes Bou Ibáñez