Saulo García Cabrera

En una noche tranquila.

 

 

En una noche tranquila
escuchando el agua
cantando en los techos
susurrando al oído
un algo divino.

Y tu respiración
y mi respiración
compartieron…

Y la historia empezó
escuchando la melodía
de un beso continuo.

Y tu cuerpo y el mío
caminaron juntos
esperando el arribo
de un nuevo sol.

Y las promesas eternas
sellaron con fuego
el amarre profundo
de nuestro más grande amor.

Y el trino de las aves
despertaron al día
y tu vida y la mía
en un nuevo amanecer.

Bendito sea el amor
que nace entre los dos,
danos tu aprobación,
Oh Señor.

©Saulo García Cabrera
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