Ignotas lágrimas que solo saben a tristeza
y se infinitan al recorrer por mis mejillas.
Surcos en la piel de mis frustraciones y miserias
en un mundo desolado que mis ojos ya no miran.
Me someto a un tiempo que impone sus reglas
a las huellas del corazón cuando feliz latía,
a esta soledad que solo sabe a cosas ya muertas
y que al flotar a mi alrededor a mi aire contaminan.
Me siento ahogar en estos instantes que me llegan
que laceran los sentimientos de mi alma ya perdida,
en el eco de las palabras que ya no vuelan
en el dolor constante de mis abiertas heridas.
Estoy en mi universo de cosas tan complejas
sumergido en un mar que parece no tiene orillas,
sabiendo que me alejo de mis pasiones más intensas
y que dentro de mí todo es polvo y son cenizas.
Siento un frío que me atrapa y me encadena
en un desorden que me altera y que no se termina,
mientras el pensamiento desempolva inciertas ideas
que se enredan entre mi nostalgia y mi melancolía.
En esta pasividad de mí me embate esta tormenta
con mi esperanza totalmente deprimida,
y en las lágrimas que al pasar con dolor me besan
¡Porque saben que aquí, sin ti, se está yendo mi vida!