ROMEGUE

ECOS DE LA NOCHE

El silencio, ahogado en sombras,
susurra verdades que olvidé,
como un eco distante,
que atraviesa el umbral de lo perdido.

Entre la penumbra,
el aire carga historias antiguas,
recuerdos que se enredan en la piel,
como la brisa fría de un invierno sin final.

El tiempo, en su danza impasible,
deshace lo que fui,
dejando apenas un rastro,
un suspiro que se extingue en la madrugada.

Las estrellas, testigos mudos,
observan desde su altar lejano,
mientras mi alma, inquieta,
busca respuestas en el vacío.

Y en esta noche eterna,
donde la soledad se viste de luto,
me encuentro con la sombra de mi sombra,
un reflejo difuso de lo que fui.

Quizás en algún rincón del olvido,
habite la paz que tanto anhelo,
un respiro entre tanta nostalgia,
un consuelo en medio del silencio.