Nace con la aurora el día místico; llena con su andar la felicidad, lo acompaña la tristeza; vuelan entre mis calles la sonrisa del niño, viste de elegancia con traje àurico y tabaco en mano ¡puro cubano! el señor Lázaro; hay días que nace en el Alma la fé divina, el encanto por vivir, en los jardines las rosas bailan, hay días que marchitan; los días no siempre vuelan altos, caen de repente ante los pies y con él, el desaliento, hay días grises, pesados en los hombros, con una cruz perenne, llenos de sorpresas, buenas y malas; hay dias que todo es silencio, murmullo del viento, sinfonia en las aves. Los días corren como agua de río llenando la esperanza, masticando el tiempo, entregando su mano para seguir viviendo.