racsonando

¡Palabrario!

La lluvia asoma desde el dintel de la tarde

Tiene olor de garzas merodeadoras y suave arbusto de solemnidades 

Mientras, el bullicio ensordecedor de los autos silencia las metáforas de su smog 

El ventorrillo de la cabeza vende poemas al mayoreo...

¿Es curioso...? Tiene nubarrones de cristal 

Las palabras nunca fueron suyas... masculla  un anciano con su pipa de marchitas primaveras.

Voy a dejar dormir entre sábanas parasitarias, melancolías, sueños, suspiros y anhelos.

¿Para qué un poema con la métrica del dolor y las rimas de mi memoria?

¿Para qué un poema con sus tiendas de campaña?

¿Para qué la vida? Si las palabras ya no sanan las heridas, y muertas... muertas van en vida.

Mis ventas de mayoreo menoscaban la polifónica voz del ahora y un hirsuto soneto pone de puntillas la cabeza.

¡Ah! Neruda: *\"¡Dejé de verte como
náyade vaporosa!

\"te puse a trabajar de lavandera,
a vender pan en las panaderías\"...

Las palabras hieden a silencios,

a heridas de mundo solitario,

a mariposas petrificadas por el tiempo...

¡Ay! camino sobre mis pasos

y deambulan estos ojos los ojos del asombro

¡Ay! poeta de las soledades juntas...

¡Ay! Porfirio, entre copas rotas mi roble humano...

*\"¡Y hay días en que somos tan lúbricos, tan lúbricos,
que nos depara en vano su carne la mujer:
tras de ceñir un talle y acariciar un seno,
la redondez de un fruto nos vuelve a estremecer!\".

Los versos gritan, gritan, gritan...

tu rastro no es humano, el roble astillas y tumbas del hermano.

Las palabras vuelan en humaredas de silencio y lanzan coces de viento recio.

Este palabrario es una diatriba que se niega... que se niega a comprar y revender las letras de los silencios.

Los ojos de niño exploran un cielo roto mientras su comenta pierde el hilo de la curiosidad.

¡Parto en busca de un poema!