Todos los días
la sangre sigue su curso,
sin desviarse,
fiel a su instinto humano,
más noble que el aire
que entra en las cámaras de mi conciencia
y después se va y me deja
como una casa sin puertas,
abandonada
a vivir de sus recuerdos.
HuGóS | 8-16-2013 | 10:11 p.m.