Te espero en la plaza
y aquí, en el presente,
con rosas y besos
igual que otras veces.
Y tú, con tu paso,
te acercas y vienes,
marchamos, sin prisas,
al campo y alegres.
Te esperan mis labios
con besos silentes,
temblando y buscando
los tuyos tan breves.
Y tú me sonríes
y dan lo que sienten,
tus labios sagrados,
y el néctar que beben.
Te esperan mis ojos
que buscan tus sienes,
y en ellas las rosas
que ciñen tu frente.
Y tú, con ternura,
tus ojos me ofreces,
me miras despacio,
y en ellos me envuelves.
Te espera mi sangre
latiendo impaciente,
sacando del pecho
el nombre que quieren.
Y tú me susurras,
dejando que sueñe,
pronuncias mi nombre
y el alma se enciende.
Te espera mi vida,
mi amor, como siempre,
y sé que me esperas,
también, como sueles.
Amando a la vida,
sintiendo a la gente,
soñando contigo,
viviendo el presente.
Rafael Sánchez Ortega ©
25/08/24