¿Y cómo no enamorarme de sus ojos?
Si en ellos vi mi reflejo,
mi media naranja,
el eco de mi alma en su brillo.
En sus brazos, el ruido del mundo se desvaneció,
dejando solo silencio y paz.
No hay instante en que mis ojos no brillen al verlo,
donde mi sonrisa no sea verdadera,
y lo incierto se convierte en la fantasía de un niño.
Él es mi espejo, y yo el suyo,
dos almas entrelazadas en un solo destello.
Me sabe tanto a mí,
como si siempre hubiera sido parte de mi ser.