Todo obedece a una ecuación
Bajo la mirada de la energía
Todo depende del orgasmo de la energía, según Millás
Soy la prueba viviente más que viva
De que nada siempre empieza bien
En este presente no se trata de cuántas fuerzas tengamos
Y casi ni cuán amados nos sintamos
Tela de araña que destruye la materia y lo invisible
Veneno que es absorvido en la mirada
Escosor del prójimo
Se vuelve extraña mi presencia
Cuando sea grande dejaré que crezcan todas las cosas que me gustan
Todas esas formas que generaban ternura en mi infancia
Quizás ahí todo fue yuxtaposición
Quizás siempre quiero regresar ahí
Donde el presente no se caía a pedazos
Donde bastaba escuchar el silbido del viento
Y descubrir que los juegos no se hacían en soledad
He perdido la creencia en algunas figuras
Tal vez porque su naturaleza es ajena a la nuestra
La justicia se convirtió en una mueca de seguridad orgullosa
En una mirada ajena al prójimo
Ahora vivo sabiendo que todo es una aspiración
Y que es necesario saber estar entre fórmulas