Salvador Galindo

Ripio en soledad

Nada más que el mundo es

todo lo que en ti ya se hace reliquia.

Ripio en soledad, un sello que guardo conmigo,

impresa la cara de mis futuras decepciones,

la mirada que fulmina con ser imaginada,

más acá de un ocaso de confesiones,

más allá de humores

y palabras escritas en la sangre.

 

Te pareces al mundo invertido,

todo lo que eres en mí

no halla sino colapso y tránsito,

como si de tus ojos comunicara un rayo

que dejara caer la basura de algún paraíso flotante,

como si el mundo continuara invertido

y se doblara ante la idea de tu aparición,

La sombra que se masturba bajo velos

sin pensar que puede encarnar en si misma

la totalidad de tu cuerpo,

la vergüenza alada que cultiva su reino en tu vientre,

la cuna y tumba que mis miedos celosamente profanan.

 

Nada más que el mundo es

todo lo que en ti ya se hace réplica, ripio en soledad.

Tú, pequeña sombra, tienes tu color favorito esta noche.

has logrado tu prenda a la moda del asco más primigenio.

La vieja política del tirar y aflojar, la hidalguía del espíritu,

como si nuestra comunicación fuera el plan de alguna mente,

maquinada con el residuo de nuestras fiestas enterradas e ídolos extintos.

 

La balanza cósmica que se apuesta aquí

se inclina a la parte donde tú, agujero inmortal,

cosechas la vanidad, el vértigo de no dejarte caer

con tal de volar como pájaro que huye de todo menos de sí mismo,

para acabar siendo el material de otros sueños,

la promesa escrita para los nonatos del mañana.

Entonces, este yo que habla es la trinchera en que desapareces,

sorteando la historia y todas sus desvergüenzas.