Llegado el momento no nos llevaremos nada
Llegado el momento sabremos si lo hicimos bien
Todo puede ser barrio de pronto
De pronto la nada puede ser un puñado de arena con espuma
Saco lo que está a la mano
Despierto y me pregunto si el sueño valió la pena
Si el baile dramático respondió a su tragedia
Presto atención a los movimientos de la lengua
Si es que se condicen con el señuelo de las miradas
Estar siempre a punto de explotar
Que las emociones no quepan en el cuerpo
Que el cuerpo no se pueda estirar y abrazarlas todas
Remolino mínimo y extraño
Ser siempre aprendiz de uno mismo
Nunca maestro de uno mismo
Los límites también tienen sed
Que dentro de ellos se descargue la medida justa
Pero la palabra es imposible
No existe domador de fieras
Ni de lenguas que no se contradigan
Lluvia de fuego a esos templos
Tanto que reflexionar en el castigo
Quizás solo lo es en las mentes adoctrinadas
Quizás el tropiezo de hoy, ayer y siempre nos forge
Pero nada puede más que la naturaleza
Todo es cultura al fin y al cabo
Los árboles genealógicos nos explican patrones
Y sin querer mordemos y mordemos del fruto
Y queriendo deseamos la respuesta correcta
No saber servirnos
Imaginamos qué brebaje llena las copas
Si tendremos el bien de quien nos domina
En un mundo donde los sentimientos no recompensan
Los elementos se prestan
Y la voz interior es una metacognición
Una despersonalización gratuita
Que nos rebela cuánto de animal somos y tenemos
Y cuánto las costumbres nos dominan