Un suspiro llega a ella,
con un brindis de pasión,
aroma que inspira,
a invadir a la razón,
mi pensamiento le llama,
se engaña, piensa que aun ama,
y con un riesgo inseguro,
en peligro cierto estoy,
y le miro, y me digo por dentro,
¿que habré hecho yo, señor?
para morderme los labios,
si la miro a discreción,
para sentirme excitado,
y envenenado de amor,
disfrutando en la ausencia,
un recuerdo acogedor,
que condena a su presencia,
y enseñar volar al tiempo,
y en su cara veo el beso,
que condena al corazón
¿y que hice yo, señor?
otro día le comento ...