CUANDO TÚ, NOSTALGIA, VIENES,
por el asfalto inamovible que me circunda, con tus rebaños de hierba,
yo, tumbado, izo,
a media asta,
los abiertos regalos que el ayer me hizo:
mis más sobrepreciados bienes.
No los arriaré hasta
que la voz de las ortigas no hierva
y queden, en mis labios, deshechas
las saladas estrías de esta memoria irreflexivamente vasta.
Podrás mordisquear los andrajos de los recuerdos que te echo,
entrevistar pasados, cercarlos con engaños y vallas,
que, antes que mi interés lo abra, el presente que sin más desechas
se habrá ido. En cambio, para que tú, nostalgia, te vayas,
¿por qué un milagro hecho
de kilómetros de vida no basta?
La otra luna de la cara (2024)