En mi destierro de silencio frente
a la cárcava que me ha de acoger
siento que mi corazón se derrite
dulcemente por amor
arrebatando el aire claroscuro
devorando la luz que brota en chorros
de oro, donde enormes fuerzas telúricas
hacen aflorar puros
pasiones de dorado diamantino
se escriben de noche en el conticinio
amordazada la mano el cuchillo,
hoguera placentera.
cerca la pradera donde descansar,
dulces llagas sulfurosas, rompí
con la bola perfume cristalino,
emana sus efluvios
en el largo perfume adormecido
mil tiempos, mil auroras, no presté
el sentido de lo que se evapora.