Un caminito hasta el cielo
emana del corazón,
de esa franca compasión
que se pinta como anhelo;
basta de vano desvelo,
basta de vana obsesión,
obedezco a la razón:
me refugio en tu consuelo;
eres mi Edén preferido,
un dulce sueño de amor
y un sendero de verdad;
esa voz que siempre ha sido
un eterno resplandor
de paz y felicidad...