Porque Tú a mirar me enseñas
en el fondo de las cosas,
adentro de las personas
y más allá de la Tierra,
gracias, Jesús.
Gracias, Padre,
por la tierra que me amolda,
por el aire que me insuflas,
el agua que me conforma,
el fuego que transfigura
y el vacío que me soporta.
Gracias
también a ti que me lees
puesto que en ti reside Él,
hacia ti me ha llevado Él,
hasta mí te ha acercado Él,
para a través tuya hablarme Él,
para a través mía hablarte Él.
Gracias
Al Sol, la Luna y demás
astros, coreógrafos todos
de nuestra danza, al compás
de la sinfonía del cosmos.