José Luis Barrientos León

Tres poemas para Adriana

 

Soberbia

 

Que soberbia creer,

que puedo ser tu compañía perfecta,

y acariciar tu pecho con la calidez de mi aliento,

mientras tu cuerpo danza frente al espejo,

riendo por la antisimetría de mis besos,

y tu seno ingenuo se oprime contra el cristal,

dibujando lunas a la espera de la noche.

 

Distancia

 

Es cierto, que la distancia muere,

en el cómico entretenimiento de las compensaciones,

todo lo mío te lo entrego y todo lo tuyo lo recibo,

sin la aritmética perversa de las sombras,

que suprime una, cuando la otra se posa sobre su figura,

sin el debate de la piel que, con su fuego,

intenta tomar la figura para hacer arder la hoguera.

Es cierto, la distancia muere mientras,

sonrió y te tengo.

 

Éxtasis

 

Tu sudor dibuja sobre el cristal,

un mar delirante de vientres y muslos,

gotas temblorosas prendidas de la piel,

sumergidas en el pánico de pensar que caerán,

perdiendo su levedad y tu suavidad,

agitándose con el ritmo enigmático de tu respiración,

en la sombra que mi vaho dibuja.

Entonces las pupilas se abren, 

y las aguas del delirio,

nos inundan en su éxtasis.