Tu ternura hace que crezca este amor;
mis pensamientos, inmersos en tus caricias,
me llenan el alma.
Tu fragancia me hace perder la cordura;
envuelto en un sentimiento,
solo hay desespero en este corazón.
Tú haces que crezca este amor.
En esta zozobra, crece este amor a raudales;
es un desespero no tenerte,
pensar que otro pueda verte y ser correspondido.
Crece más este desespero,
al igual que este amor inmenso;
es un río que desemboca en este mar,
sediento de besos que, como riachuelo, embriaga.
Esa mirada que envuelve en un deseo,
de mares inmensos, de olas envueltas en caricias.
Cada amor renace;
cada caricia es diferente.
El amor que nace crece en el alma
de este ser que te ama.
Esa fragancia de jardines y huertos,
los frutos son renuevos;
las entregas totales,
sedientas de caricias.
Las zozobras invaden el alma,
como la primavera al renuevo.
El otoño llega al caer cada hoja,
y se entristece el alma.
La zozobra llega al no tenerte.
La ternura crece en mi mente al besarte,
niña inocente.