En el mundo hay dos clases de mentiras,
unas con patas cortas, otras con largas narices,
las primeras corren, pero pronto se caen,
las segundas se alargan, dejando cicatrices.
Mentiras que saltan, rápidas se desvanecen,
y otras que crecen, enredadas en su red,
una verdad oculta tras máscaras se mece,
mientras la conciencia en silencio va a su merced.
La mentira corta, pronto se descubre,
como un reflejo que en el agua se esconde,
la mentira larga, en sombras se encubre,
teje historias que el tiempo no responde.
Durante la vida, entre verdades y farsas,
navegamos buscando la luz que nos guíe,
pues aunque las mentiras sean vastas,
es la verdad la única que nos redime.
En el mundo hay dos clases de mentiras,
la que tiene las patas cortas
y la que tiene larga la nariz.