En la cumbre de la montaña, Jesús desplegó su luz,
Un llamado a iluminar, en la oscuridad de la noche.
Con su amor y su verdad, nos guía hacia la libertad,
E invita a reflejar su gloria, en cada aspecto de nuestra vida.
Como portadores de su luz, somos enviados a iluminar,
El camino hacia la esperanza, para aquellos que buscan.
Con corazones renovados, reflejamos su amor y su gracia,
Y llevamos su mensaje de liberación, a un mundo que lo anhela.
En cada acto de justicia, en cada gesto de amor,
Su presencia nos sostiene, nos fortalece con fervor.
En la lucha y el dolor, hallamos su compañía,
Y en la solidaridad, su promesa de un nuevo día.
La voz de los oprimidos, eco del clamor divino,
Nos llama a ser testigos, de un amor que no tiene fin.
Con Jesús, el libertador, caminamos con certeza,
Hacia un reino de justicia, de paz y de esperanza.