En los ojos de mi hijo, hallo la ternura,
Un brillo sincero, de pura dulzura,
Cada gesto suyo, un acto de amor,
En su alma noble, encuentro mi fervor.
Sus manos pequeñas, tan llenas de vida,
Con toques de magia, mi mundo anida,
Con cada sonrisa, mi corazón enciende,
Su nobleza pura, a todos sorprende.
Es tierno y amable, un ángel terrenal,
Con su risa clara, mi día es celestial,
En su abrazo cálido, hallo mi refugio,
Es mi sol radiante, mi mayor orgullo.
Sus palabras suaves, llenas de bondad,
Reflejan un alma de gran honestidad,
Cada paso suyo, es un poema encantado,
En su amor sincero, mi ser está abrigado.
Mi hijo querido, tan tierno y noble,
Con él en mi vida, todo es más amble,
En su corazón puro, hallo mi razón,
Es mi dulce estrella, mi mayor bendición.