Me gustaba tu cuerpo,
más no tu presencia,
cosa extraña...
Me gustabas a veces, a ratos,
en espacios determinados y precisos
Y aunque no lo hubiera querido me dejaste estar a tu lado,
en tu presencia absurda para mis adentros
Me dejaste estar con todo y mis prejuicios
Me dejaste ser feliz, a pesar de mis temores,
porque aunque nunca lo acepte,
lo absurdo de tu presencia fue algo único e irrepetible
Me marcaste con ello,
cómo se marca en la dehesa,
cómo se siente en la inmensa soledad de tu presencia...