José Fas Fonfría

PASA LA VIDA.

PASA LA VIDA

Mirando por la ventana veo la vida pasar,
pasa el sol, pasa la luna, pasa el tiempo
lentamente, poco a poco, pasa sin parar.
Pasan horas, pasan días, pasa rápida
la gente que unas veces viene y otras va.


Pasa el tráfico rodado, lento y rápido, ya
de regreso, o marchando hacia el trabajo.
Pasan acontecimientos habituales y cotidianos,
madres con prisa, llevando niños pequeños,
y ancianos, de paso lento y acompasado.


Pasa la vida pura, y llanamente incansable;
ella no tiene prisa, sabe la muy coqueta
que después de un día llega el siguiente,
sabe también que, a quien no pueda hoy
complacer, ya lo atenderá si acaso, mañana.


Ella no entiende de las penas y alegrías,
cosas tan importantes para los humanos,
ella se cree que, con pasar y volver a pasar,
su ciclo, y su encargo, está más que finiquitado.


¡Qué cruel que es la vida! Decimos a veces y,
con razón, para añadir simple y llanamente,
¿Qué habré hecho yo para merecer esto?