Le dí un fuerte golpe al AIRE
para alejar un mosquito.
Que culpa tiene el AIRE,
de mi escarlata furia
suave aroma de vida,
en cada inspiración,
nutres mi glóbulos rojos
de ardiente pasión.
No te haré más daño AIRE.
Pasa a limpiarte a mi pulmón,
regresas a mi corazón,
para escapar convertido,
en romántico suspiro.
Ve y dile a ella,
que venga tan pronto pueda,
que mirando sus ojos,
y su grácil figura,
ya no necesitaré AIRE,
para el respiro, tal vez, sólo
para otro suspiro.
Dr. Salvador Santoyo Sánchez
30/08/2024