Supongo que la vida me ha hecho así, que mis vivencias me han ido marcando tendencias.
Siempre he sabido hacia donde quiero ir, pero durante ese trayecto absorbo lo que viene, y me dejo llevar…no alcanzo descubrir una facilidad tan increíble para dejarse llevar…soy capaz de recorrerme los rincones de todos los caminos del laberinto de mi vida, no tengo prisa, soy capaz de perderme en cualquiera de esos rincones y hundirme en las sensaciones dejándome arrastrar, hasta despertarme en otro lugar, o tal vez de un golpe. Regresando a la realidad.
La realidad es aquello que da nombre a mi mundito, la que marca la diferencia entre yo y la tierra, la que separa la claridad del desconcierto. El orden, del caos.
No me cuesta sumergirme en mi universo, respiro el aire de la tierra y lo encierro en mi burbuja, para convertirlo en mi propio oxigeno, el que necesito para poder vivir.
Así vengo viviendo, buscando la clave para entender mis instintos… demasiado, eso dicen…mi caos nace en el momento en que quiero entender demasiado.
Mi mundito nació en el momento en que las fantasías chocaron con la inteligencia, se revolvieron las partes y quedaron sueltas, perdidas, sintiéndose los pensamientos en el corazón.
Nació el conflicto entre el alma y la razón. El conflicto que hace perder la cabeza, o detener el aliento.
Así flotan las partes en los mas ocultos fluidos, incapaces de ordenarse, incapaces de encontrar la pieza que encaja.
Alternando entre el bien y el mal, la luz y la oscuridad, el fondo y la superficie… incapaces de llegar a una concreción.
Absorbiendo lo que viene por cada poro de mi envoltorio, arrastrándolo hacia dentro, observando la esencia, cerrando los ojos a todo lo demás, creando un sueño, una fantasía que de golpe, es empujada hacia fuera, como cuando hundes un taco de madera en el agua, que al soltarlo sale de bruces hacia arriba, obligada a estar arriba, y no soy capaz de ver lo que tengo ante mis ojos, y no puedo evitar transformarlo todo. Arrastrándome mi esencia al océano de mis instintos…porque solo hay un lugar en el que me siento segura.
En el límite…
Así vengo viviendo.