La suerte no se termina,
Meramente cambia,
Es buena para ser mala,
Para ser mala… es audaz.
Con el amor se entiende,
Oscilando en su fragilidad,
Mi fortuna fue haberte encontrado,
Con tu voz maravillosa,
Y tu brillo al mirar.
En otro giro del azar,
Apostamos nuestros números,
y nos dejamos llevar,
Razones no entendemos;
fuimos as, tercia y par,
Profético fue nuestro final.
La suerte y el amor,
son extraños amantes,
Que se entienden,
entre ellos… y nada más.
La fortuna es mutable,
macabramente inestable,
por ser dramática,
pero más aun; azarosamente romántica.