Paulo Cristodero

VIA VITAE

Aprendí a caminar en línea recta y pausado.

Tomado de una mano de la orden y la otra de la advertencia.

Atravesé la puerta hacia la instrucción, ceñido entre la exigencia y la penitencia.

La fantasía se fue disipando al pisar el umbral racional y lascivo.

La controversia apareció como una ráfaga en la mesa de café.

Despertó la rebeldía, la utopía, la resistencia a patrones culturales, el prejuicio.

Por fin una tregua que dio paso a la paciencia; enarbolada de proyectos que se plasman en el mandato más sagrado: la procreación.

La lucha y la incertidumbre se adueñaron de mis días; la tolerancia, soslayando en pos de la armonía.

¡Que maravilla el ocio creativo!

Aunque atrapado entre las columnas del debe y del haber:

El amor va perdiendo la batalla.

La paz no cesa de mendigar.

Dios está en las alturas y no baja al llano.

¿La muerte? Tal vez sea un exilio del que se puede volver.