Te prometo que algún día estaremos tranquilos,
que nuestros cuerpos sentirán la paz de la resignación y que nuestros lamentos se resumirán en pequeños suspiros,
en lentos exhalares de la soledad consumada donde el tiempo florecerá limpiamente y nuestra pecaminosa soberbia sea cosa del pasado,
un efímero recuerdo del pasado.
Prometo regar el jardín de nuestras memorias y cubrir la amargura de la existencia con el dulce olor del Jazmín
mientras evocamos lo que considerábamos nuestras peores horas,
pero que ahora resultan ser las mejores que tuvimos.
Sé que miento y miento mucho, tal vez es una de mis patologías,
pero la mayor de ellas es que amo...
amo aunque me hagan daño y no dejaré de hacerlo aunque poco a poco me desangro,
por eso te prometo....