No hallaré recuerdo igual al tuyo,
ni aroma que me hable de ti,
ni razón para encontrarme otra vez contigo.
Si en un momento dudé en estar a tu lado,
ahora, más que nunca, estoy seguro de querer
compartir mis latidos junto a ti.
Como alijo, nuestro amor se volvió prolijo;
tal vez nació una queja errante,
una ilusión a la que hago alusión.
Era una contienda sobre quién ama más,
puras leyes de tentación que elevan mi inanición.
En el eco de tus risas encuentro mi hogar,
en cada susurro, un mundo por explorar.
Tus ojos son faros que iluminan mi andar,
y en cada latido, un nuevo despertar.
Así que aquí estoy, sin miedo a perderme,
tejiendo sueños en este vaivén eterno.
Porque en ti descubrí lo que es amar,
y juntos escribimos nuestra historia sin final.