Hombre de mi vida, único dentro de este vasto Universo, aunque no lo creas. No escribiré tu nombre para que tu esposa no muera de celos, pero
Tú nombre
Va surgiendo
Entre las cosas,
Saltando
Entre moléculas
Y ecuaciones de onda...
Llega hasta el Heliosol
Y se refleja
Sobre el limbo esmeralda
De las hojas...
Hoy, cuando las cartas han caído en desuso, en el olvido, te envío esta carta escrita desde el fondo de mi alma, desde mis más sinceros anhelos y esperanzas, a ti que fuiste, que eres y serás siempre el hombre de mi vida, pues ni antes ni después de ti hubo ni habrá otro como tú, único hombre que conquistó mi corazón. La escribo con rayos cósmicos de las estrellas, con la mágica tinta del sueño... Solo tú eres mi centro y mi esencia.
Aunque el destino nos separó, en algún recodo tiempo, aún estamos juntos. Recuerdo cada instante compartido; recuerdo tu risa, tu voz, tu ternura, el abrazo de tu cálida mirada acariciante y tus besos... aunque ahora tú y yo caminemos en rutas paralelas.
Te recuerdo, amado mío, refugio mío, en el tenebroso fragor de la guerra, protegiéndome y acompañando mi soledad. Qué hermoso fue verte a mi lado en aquellos días aciagos. Gracias doy al universo por haberte encontrado en mi camino, amado mío; aún recuerdo tu voz, tus palabras, tus besos, tu risa, tu ternura. Quiero que sepas que te llevo dentro de mí, en mi mente, en mi alma en mi corazón... en cada célula espejo de mi cuerpo, estás grabado en mí como una huella digital. Quiero que sepas, que si volviera a nacer te escogería de nuevo como mi hombre amado...