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DIARIO DE VERANO LXI (EL GALLINERO)

 
La poesía destruye al hombre
 
La poesía destruye al hombre
mientras los monos saltan de rama en rama
buscándose en vano a sí mismos
en el sacrílego bosque de la vida
las palabras destruyen al hombre
¡y las mujeres devoran cráneos con tanta hambre
de vida!
Sólo es hermoso el pájaro cuando muere
destruido por la poesía.
 
 Leopoldo maría Panero
 
 
 Esto es así,
no hace falta sacarle 
al tema punta.
 
Sepan que en esto de la poesía
con todos los poetas alimentándonos
de la misma comida 
es muy difícil converger
en un punto de cordura
a partir del cual 
comenzar de cero,
pues así no es la vida,
esta real,
 que vivimos día a  día,
con sus guerras y zancadillas,
con sus pobres y ricos
y con lo que entraña
convivir allí donde hay dictaduras
o políticos corruptos
o desarmados que al que pillan lo arruinan.
 
¡Por  Dios bendito
y la Santísima Virgen María!
Sepan así se indica
en los libros de literatura
que es muy difícil poner orden 
allí donde más de un poeta 
se juntan
para escribir sobre lo suyo,
partiendo de que cada uno de nosotros
lleva en su mochila
un concepto distinto
de lo que se entiende por poesía!
 
No somos diferentes en nada 
 a nuestros divos
los poetas de altura,
con sus premios nobeles incluidos,
ellos siempre en diferentes tertulias,
imponiendo criterios
y abriendo diferentes vías 
a los corrientes literarias,
bien precisadas y así reconocidas,
en los libros especializados de literatura.
 
Desde siempre los poetas
optaron por cerrar filas
entorno a quienes ellos intuían 
que era el santón que les protegería
y así de esta forma sencilla
poder publicar sus poemas
en los diarios y revistas,
en los libros y casinos,
y premios literarios
 que se reparten y repartían 
aquellos que se dedican a hacer bolos
e ir por la vida
ya canarios, ya sabandijas,
sacando provecho 
a lo primero que les cae encima.
 
Por allí en aquel Madrid
de épocas más antiguas
 entre otros sus puertas abrían,
el Cafetín del Príncipe,
buque insignia de poetas
como Larra, Espronceda y Zorrilla
o la del café del Prado,
 con Bécquer
a quien Heine con los \"Lieder\"
 le inspiro sus  \"Rima\",
o la cervecería de Correos
 con García Lorca y la Generación del 27
en tropel para ver y escuchar
 lo que por allí se oía, 
y para llenarse de saber 
con que poder escribir sus poesías.
 
Eran las tendencias
 una fuente de información
de unos en otros 
siempre partiendo del primer escritor
que al resto de comodín servía.
 
Esta es nuestra vida
y si alguien tiene una varita mágica
capaz de conseguir verdaderas maravillas
ya sabe haga uso de ella
y me diga,
 
¿ qué hay de lo nuestro
en este portal al cual acudimos,
como buenos alumnos, 
a leer, escribir y empaparnos de poesía?
 
Si no nos creemos que somos poetas
mejor haríamos jugando al parchís
o echando a las cartas una partida.
 
¿Si Van Gogh hubiera hecho caso 
de la crítica
de su obra,
que nos quedaría?
 
¿Saben cuantos poetas han sido reconocidos
después de muertos 
y por ahí sus cenizas están ya esparcidas?
 
Yo les digo que hay una solución definitiva,
sería un portal sin comentarios 
ni estrellitas
y claro está 
que por aquí no quedaría
 ni el apuntador
ni el revisor ni el maquinista
y menos poeta alguno 
capaz de soportar una soledad tan absoluta.
 
Cierro y corto
que tengo que ir a echar la basura
y yo separo 
el plástico,
del papel,
de lo orgánico
y de las pilas 
y si hay aceite 
reciclo y hago unas pastillas
de jabón, pura glicerina,
que se llevan por delante 
hasta las más molestas de las espinillas.