Novelas de niños
que ahora descansan,
guardando relatos
de capa y espada.
Dormís entre el polvo,
quizás en las baldas
de oscuros desvanes
con puertas cerradas.
Las letras oscuras
se muestran cansadas,
de abrirse a los ojos
y darles sus dramas.
También las sonrisas
y sueños de infancia,
sacando susurros
y amores del alma.
Aquellos suspiros
estrellas buscaban
y sangre gemela
que el pecho cuidara.
Surgían los sueños,
las fiestas, las tracas,
silbando cohetes
y el baile en la plaza.
Novelas de niños
se añoran y faltan
cambiadas por móviles
que abundan en casas.
¡Qué tiempos aquellos
que trae la nostalgia,
y saca la bruma
con pena y con rabia!
Novelas de niños
con fe y esperanza,
regasteis mis ojos
de letras amadas.
Rafael Sánchez Ortega ©
29/08/24