gaspar jover polo

FUERTE FIEBRE DEL SÁBADO POR LA NOCHE

FUERTE FIEBRE DEL SÁBADO POR LA NOCHE

 

El aroma de discoteca sorprendía,

porque era fuerte, penetrante, a desinfectante y a pino,

y tanto esfuerzo empleado

para dotar a aquel espacio

de un olor característico y

de una iluminación llamativa,

para luego,

al cabo de unos años, no perseverar

en el esfuerzo, no prevenir que cayera

sobre aquel lujoso establecimiento

el olvido más completo.

Recuerdo entrar, penetrar mejor dicho

en el deslumbramiento instantáneo

del sábado por la noche.

 

Toda una gama particular

de sensaciones bajo la bola de plata

que acumulaba reflejos contra el suelo

del piso enmoquetado en el ambiente en general oscuro,

contra el piso de la pista de baile,

y, además, los voluminosos

y aparatosos sillones

para nada

para que todo esto quedara en nada.

 

La música envolvente y el aroma

y todo alerta, preparado, listo, conseguido

para que también todo se fuera a convertir en edificio en ruinas,

en polvo,

y prevalezca así el fuerte ataque de imprevisión e inconsecuencia.

Los conejillos de indias

sobre la pista de baile dando pasos laterales, brincos, los rincones

más oscuros

especiales para los enamorados, y los servicios al fondo,

débilmente señalados por una bombilla roja.

 

Una maraña de sensaciones, de perfumes.

Alguien se había tomado todas estas molestias

para que se malgastaran al final sin dejar rastro,

o al menos una pista, algo así como

una huella impresa en la moqueta,

una pista material, aunque liviana.

 

 

Gaspar Jover Polo

 

 

 

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