Viviendo días de otoño
recuerdo días de ayer
pensando si en mi existencia
amor cultivé.
De pasión sus emociones
en muchos lechos busqué;
pero ahora me pregunto
si supe querer.
Si la muerte se presenta:
¿Eludir podré?
¡Pero se que es imposible
demorar su tren!
Mas cuando llegue tal día
que tan amargo nos es;
no quiero que nadie diga:
¡Que bueno fue!
¡Porque en esta infausta vida
nadie sabe quien es quien,
porque siempre disfrazamos
lo falso de fiel!
Y de rezos nada quiero
porque en dioses no confié;
y las patrañas de infiernos
no supe temer.
Y entre aquellos que vivimos
de amistad su placidez:
¡Aceptar tan sólo deben
que al polvo torné!
Autor: Aníbal Rodríguez.