Austin Mora

Más Allá del Rencor: La Sabiduría del Perdón y la Serenidad Interior

Un día, aquel que buscaba la sabiduría comprendió que no podía ser prisionero del dolor, de la ira, de la envidia, de la venganza ni de la amargura. Estas emociones eran cadenas que envenenaban el alma y nublaban la razón. Así que quien aspira a la libertad interior debe soltarlas, no porque los demás lo merezcan, sino porque su propio bienestar lo exige. El perdón no es un tributo al ofensor, sino un acto de liberación personal, una manera de sanar las heridas invisibles del corazón.


Al renunciar a la envidia la carga se aligera. Ya no pesa que otros vivan en abundancia o que experimenten la felicidad. La paradoja de la vida es que cuanto más ansiamos poseer, más nos alejamos de la verdadera paz.


Aquellos que alimentan malos sentimientos hacia los demás no hacen más que forjar sus propias cadenas. El odio, la envidia y el rencor son llamas que primero consumen a quienes las alimentan. En su deseo de ver caer al otro, se atan a una existencia de tormento y desdicha.


El sabio no guarda rencor, pues entiende que el mal que otros intentan infligir es un reflejo de su propia miseria, de su incapacidad para hallar la paz dentro de sí 
mismos. No desea su mal, sino que anhela para ellos la claridad y la fuerza necesarias para romper sus propias ataduras y encontrar la felicidad en la serenidad.


Las emociones, no son  más que semillas para el alma. Aquellas que brotan de la gratitud y del amor brotan como árboles que dan sombra y refugio. Las que nacen del rencor y la envidia solo producen frutos amargos. Pues por eso, el sabio decide perdonarse, liberar su conciencia del peso del remordimiento, para avanzar ligero por el camino de la vida. No quiere llevar consigo un equipaje imposible de sostener, sino caminar con un corazón sereno, libre de ataduras, y abierto a la belleza de vivir en tranquilidad