Mi vida está en mis manos,
Y en mis manos está el puñal,
Que puede ponerle punto final a mis días.
Yo decido si tomarán más aire mis pulmones,
Si seguirá en mi pecho el ruidoso
Sonido de mi reloj de sangre.
Si las raíces que sostienen mi atenuado cuerpo
Seguirán sujetando mis pies para que no resbale,
Si mis duras manos seguirán resistiendo
A mis continuos fracasos.
Yo estoy al mando cuando mi fábrica de ilusiones
Intente crear alternativas de plástico
A mi realidad de impenetrable incertidumbre.
Yo decido callar mis pensamientos
Y elevarme por encima de mis miedos,
Tan solo para observar que aún permanece
El puñal en mis manos, con su hoja de acero,
Como un recordatorio, como una señal.
Yo decido vivir, caminar, crear, resistir, soñar.
Alimentar mi felicidad con la risa de mis niños.
Escribir poesías para mí mismo,
Descansar en el presente, sin pretensiones.
Sin planes ni estrategias, ni proyecciones.
Besar labios desconocidos…
Yo decido vivir…