LS9

Gracias por tu mirada

Me acostaré tarde para preparar 
un regalo que solo mi imaginación
cerrará entre tus manos.

Ignoro cómo te llamas 
y dónde vives 
–aunque recuerdo en 
qué parada bajaste. No 
pretendo perseguirte, pero 
me oprimía la necesidad
de hablarte, solo para 
agradecerte por estar ahí 
y conceder el milagro de 
mirarte.

Apareciste en la misma 
guagua cuando los planetas 
de las pequeñas desgracias
cotidianas formaron en línea,
cuando la noche me acechaba 
en la difícil calle después de
volver a sembrar kilómetros 
y meses de distancia con
mi familia.
 
Me salvaste por unos
minutos, aunque luego
volaras como los ángeles,
dispuesta a guardar el
secreto bajo llave.
 
Mis aspiraciones eran 
humildes: mirarte hasta 
donde nos unieran los 
movimientos cósmicos
que deciden el baile de 
las ruedas sobre 
las calles.

Pero sí estaba seguro
de que te dibujaría en 
un poema, aunque con 
una pintura incompleta,
pues se me escapa 
la palabra que retrate 
tu mirada.