jvnavarro

DIARIO DE VERANO LXII (YA ANOCHECIENDO)

 Poco es lo que puedo dar 
a estas horas 
ya anocheciendo,
ya las gaviotas de mi vida
volando entre sus miedos van.
 
Las rocas están desnudas y sobre ellas 
sus alas 
son el blanco que salpica,
aquellos montículos
a los que iré como cada día
a llevar un poco de comida,
un poco y nada más.
 
Tan solitarias las noches
todas ellas juntas
valen mucho más 
que las más fuertes de las embestidas
del mar sobre esas rocas
donde las gaviotas sus hijas
son el aliento que se necesita
para que tomen calor mis ideas,
para que algo fructifique
en este ir de verso en verso,
en esta huida del poeta 
hacia todo eso que en un poema se juntan,
ahora mismo solo me llama
el finalizar estas letras que me animan 
a ser en la tarde ya noche,
de un sábado sin otra salida,
el puente que se tiende 
entre lo que se cree y lo que se ve
en este comenzar y terminar
en que no paramos de pensar.
 
Uno en este deambular
adivina a ver más allá 
de lo que la mente le indica,
el verdor de los viejos paraísos,
cerca está,
pero quizás eso forme parte de la otra vida
esa en la que no dejamos de pensar.