¿Será el esqueleto de aquella barca
varada en la cala del olvido?
o será tu danza sin ataduras
bajo una lluvia de estrellas.
¿Será la golondrina autoestopista
recién llegada de lunas estivales?
o serán los fuegos oceánicos
sofocando la operación retorno.
¿Será aquella tarde a la sombra
de sus ojos, con la espuma de la orilla
pellizcándonos los tobillos, eludiendo
despedidas, bajo la promesa de volver
a vernos el siguiente verano?
o será el mensaje en la botella
que me llegó de ella, pidiéndome
perdón por romper el juramento.
¿Será el diario de aquel poeta
que nos fue narrando en verso
sus peripecias veraniegas?
o será el vuelo hacia el invierno
haciendo escala en el otoño.
¿Será el chapuzón en el lago
bajo el hálito del dragón?
o será el riachuelo huyendo
a través del monte llameante.
Verano, no me agradas un pelo,
y sin embargo, te echaré de menos.