Otxamba Quérrimo

Esta mota de mí

Topografía de la intolerancia

 

ALBERGO, EN ESTADO CÍTRICO, UNA MOTA DE MÍ 
resuelta a ser el vivo retrete de mi identidad,
esa mota de mí que, consciente, consiente
que las ideas se racionen, 
que se descalibren las dudas, 
que mi mente, no se angustie, se angoste 
ante el asiduo asedio del pensamiento accidental.
Esta mota de mí, 
empeñada en, empañada por, 
vivir, todavía, en la Edad del Yerro,
se ha dado prosa para censurar lo distinto, lo distante,
y por eso, de taaaaanto como observa, absorbe,
en un silencio obsoleto, 
opiniones sólo diametralmente apuestas.
Para ella, aquéllas que no agradan, agreden.
Para ella, lo que no la ameniza, la amenaza.
¡Claro que no soporta una conversación
que a la conservación no conduzca!
Descoordinadas las coordenadas del respeto, 
¡hasta las zarzas que higienizan 
la saciedad del bienestar aborrece!
Porque esta mota de mí viril se ha hecho, 
cuando no es más que orina de mi costal. 
Más aún, para reforzar su sistema impune, 
esta mota de mí se alía, 
tercamente, con el resentido común,
y juntos escupen quejas, monstruos esculpen, 
cimentando el amperio de la animadversión
sobre calumnias dóricas, categóricas. 
Sin embargo, cuando reina la confesión, 
esta mota de mí, desengreída, 
deja de dar ruidos de prensa
y reconoce, bajo presión preventiva,
que simplemente quería hacer histeria
para que no la olvidara yo.

 

 

La otra luna de la cara (2024)