(Soneto asonantado)
Han volado los pájaros ariscos,
al abrirse ventanas de mi pecho.
Han volado directo hacia los cielos,
adornando las nubes con sus picos.
Y ahora, los contemplo en sus ahíncos,
de ser motitas vivas a lo lejos,
de ser poemas breves.., mensajeros;
de ser de mí, virtudes de alto brillo.
Mas mi pecho dejó de ser la jaula.
Mas mis brazos dejaron de ser barrotes.
Mas mi alma dejó de ser sonámbula.
Ahora los clareados ruiseñores
se regocijan prestos en su fábula.
Ahora los contemplo en mi horizonte.