Inequívoca, la tristeza convoca
con su voz rotunda a la Luna redonda
Viene bailando el ingrávido astro,
impulsos eólicos lo mueven en el espacio
El tiempo ha colapsado en un momento
cuando el firmamento completo cae yoviendo
sobre el universo, tayado en fuego
Se irá apagando el pensamiento,
desapareciendo como un mero sueño
escrito en verso, el viento se yeva
besos y gritos, no entiende de diferencias
porque, inequívoca, la Luna convoca
con su voz rotunda a la tristeza redonda
y todas las cosas son una sola
cuando del mundo la cúpula la ocupa la sombra
Humeantes flechas húmedas
atraviesan las trepidantes tinieblas,
rayos como sables parten la tormenta
y entra la sangre del Sol sobre Eya
y cae a la tierra su lúcida tristeza
y se escucha su voz rotunda clamando por un amor que no yega
Fugitivo hereje el Genio
jugando como un gato cayejero
a admirar el tráfico humano
glosa términos inventados
en un espacio imaginario
bajo engaño de algún sueño
pero todo enamorado y yeno
de beyos deseos románticos
que van rápidos sin tiempo
para nada de lo ordinario
Destaca osado y austero
atacando aún a un credo
sembrado a mano de viyano
por mandato del miedo
que Él está evitando
cambiándolo por un beso
de aqueyos labios delicados
Acaba el viento agrietando
hasta la voz del pensamiento
y queda todo tan quieto
mientras atraviesa el cielo nublado
el eco cuántico de su canto
Hay tanta tristeza aparentemente irremediable,
y las esperas tremendas, los caóticos azares
que ordenan los acontecimientos, los desenlaces
y las razones inválidas, las pérdidas, el desgaste
casi natural, el avance de la humanidad infame...
Cálida la hierba me regenera
tras tumbarme sobre eya
Hay tanta soberbia beyeza
resuelta esta soledad compleja
que progresa beligerante
en ausencia del arte...
Hay guerras en regiones lejanas
y estreyas yenas de lágrimas
que caerán al seco estanque
donde espero a quien me ame
de verdad, sin trampa ni disfraz,
aunque separe la distancia abismal