Hasta que el pueblo las canta
las coplas, coplas no son
y cuando el pueblo las canta
ya nadie sabe su autor.
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Nacen del alma sencilla
del campo y del corazón
como el agua de la fuente
como el canto del gorrión.
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El rumor de las montañas
el susurro del maizal
se entrelazan en sus versos
con el viento pastoral.
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Los ancianos las susurran
bajo el árbol del rincón
mientras los jóvenes bailan
perdiéndose en la emoción.
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Cruzan ríos y caminos
se oyen en la madrugada
son el eco de la tierra
la memoria encadenada.
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En las fiestas se levantan
como antorchas de emoción
y en la voz de quien las canta
vuelven siempre a ser canción.
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Donde el tiempo se detiene
en el canto de la gente
pues las coplas son del pueblo
y el pueblo vive presente.
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Hasta que el sol se despida
y la luna tome el lugar
las coplas seguirán vivas
en el alma de un cantar.
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Es que las coplas se enredan
en el hilo de la historia
y aunque el tiempo las desgasta,
en el pueblo hallan su gloria!
ElidethAbreu
09/01/2024©
Abro y cierro este poema con coplas de Don Manuel Machado y Ruiz 1874-1947( En verde) Las coplas, como formas poéticas tradicionales, emergen del acervo cultural colectivo, reflejando las vivencias, emociones y sabiduría del pueblo. Aunque puedan ser creadas por un autor individual, su verdadera esencia reside en su transmisión oral, adaptándose y transformándose con el tiempo, según las voces de quienes las recitan. Este fenómeno las desvincula del creador original y las convierte en patrimonio común, donde cada intérprete aporta su matiz personal, enriqueciendo así su significado y asegurando su perpetuación a través de generaciones. En este sentido, las coplas pertenecen más al pueblo que al autor, encarnando la identidad y el sentir popular.