Se nos marcha agosto,
se cierran maletas,
se guardan recuerdos
de playas y arenas.
Y la vida pasa
y otro mes empieza,
pues llega septiembre
con nuevas sorpresas.
Y los días siguen
con impronta nueva,
mañanas y tardes
de nuevo comienzan.
Se anuncia el otoño
en bosques y aldeas,
los robles y encinas
sus hojas enseñan.
Los tonos dorados
los ojos alegran,
llenando de gozo
pupilas traviesas.
Y sueñan los niños
con nuevas leyendas,
relatos que en casa
recogen de letras.
Los libros, de nuevo,
historias nos dejan,
que alteran la sangre
que corre en las venas.
¡Bendito el otoño
que vuelve y que altera,
el pecho y el alma
del niño que sueña!
Rafael Sánchez Ortega ©
31/08/24