Soy esclavo en los pliegues de tu piel incitante,
Donde almas se entrelazan en susurros perdidos.
Mas, ¿cómo revelarte mi deseo constante?
Las palabras se ahogan en gemidos rendidos.
Quisiera detener este instante en tu seno,
Ver la pasión vibrante en tu cuerpo sereno.
Tus labios, fuego ardiente que en mi ser se posa,
Encendiendo el deseo que en mi alma reposa.
Eres llama en mi carne, manantial de fervor,
El néctar de tu vientre mi voluntad acomete.
En tus gemidos ardo, prisionero de amor,
Donde el éxtasis nace, y mi ser se somete.
Déjame ser el fuego que en tu centro arde,
Y en la pasión sin fin, donde mi alma se guarde.