Nicolás Alejandro Gabriel

Claro de luna hecho agua

Para esta época debiste de haber muerto.

 

Lo supuse cuando cesó el temblor en la cumbre de la montaña

y desperté con el forcejeo de las luces sobre las laderas.

 

Me asomé desde la caverna hasta donde pude

y noté la ausencia del viento enfadoso que me sitiaba

y vi como los matorrales retrocedían.

 

A voz en cuello pronuncié tu nombre, lo insulté.

Pero en el eco solo regresaron nudos de silencio.

No respondías.

 

Pensé que seguía sordo o que había enmudecido,

hasta que oí a las calandrias reír en los perdigones,

y a las amarras crujir en los puertos percudidos.

 

Ahí supe con certeza, que ya no eras.

Que te tragó la tierra.

 

Ahora que tu incertidumbre no me acecha,

bajaré a beber peces de los claros de luna,

hechos agua.