Emilio Barrios

Adiós pasión

Tengo esas imágenes perturbadoras que no me dejan en paz, esos recuerdos intermitentes que no me dejan descansar. Las quiero vomitar.

 

No, no soy un loco, no parezco ni un poco, pero si soy un tonto, simplemente es una situación sentimental que me está calando hondo.

 

Después de tantos días, tantos meses y años estando bien, un dolor en el pecho como si fueran hechas con muchos clavos me ha despertado de mi sueño bonito, que ahora está roto.

 

En mi relación especial, creí que no me sucedería a mí; sin embargo, probé el sabor de los secretos ocultos, de aquellos que son peligrosos para el amor y la salud mental.

 

Suspiro, trago salivas, quiero echar lágrimas y no encuentro salida. Creía que estaba inmune, creí que estaba a salvo, pues uno nunca sabe. No podemos asegurarlo, no del todo, me he caído del trono.

 

Vi aquella noche vil, aquellas imágenes, esas fotos; mis ojos no podrían creer, no fue fácil para mí, no creí merecer, tuve que callármelo y sufrir. Ese mensaje no fue nada sutil.

 

Quise saber lo que pasaba; a la vez no podía hilar las palabras; nada salía de mi boca; tuve un nudo en la garganta, una duda que cruelmente me sofocaba.

 

Duele decirlo, pero siempre creí conocer a esa persona a quien simplemente amaba, no lo niego, siempre sospeche que algo extraño pasaba.

 

De mi parte jamás se me pasó por la cabeza lastimarla, mucho menos engañarla; sin embargo, mi corazón, mi mente y todo mi ser se dio cuenta de que solo yo eso pensaba.

 

Al final bastaba con una sola situación para matar esta pasión y quedarme herido de muerte, para sumergirme en ese abismo de incertidumbre súbitamente…

 

Una noche que parecía normal, maldita sea, que pasa con la moral, era una noche perfecta, especial, parecía otra noche de besos y caricias, ¡era para disfrutar!…

 

Sin embargo, todo cambió y solo queda decirme a mí mismo ¡Adiós a mi pasión!